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La melidá Casa Mejuto apuesta por aplicar el saber tradicional a la tecnología y conseguir así el máximo sabor en su producto "O que queremos é calidade na mesa", asegura su gerente.
José Antonio Mejuto lo tiene claro. "Aquí o control de calidade facémolo nós. Se non nos vale na nosa mesa, como vai valer para a dos demais?". Esta frase, sencilla en apariencia, esconde una verdad compleja y laboriosa detrás, y a la que no todo el mundo es capaz de llegar. La prueba del espejo. Y no hay mayor satisfacción para una persona que poder ofrecer lo que a uno le gustaría que le ofreciesen.
El ejemplo más claro puede verse con una de sus últimas líneas de producto, el vermú. "Botamos dous anos de probaturas, investigando, e somos susceptibles a melloralo máis. Eleximos o viño dende a base, e macerámolo con 25 botánicos durante tres meses, dous en barrica de carballo e un máis na botella, para que se complete. Hai quen compra a base do vermú e lle bota dous polvos por riba. Nun día faise. Pero preferimos a maneira difícil polo resultado", explica Mejuto.
La casa de licores cocina sus vermús "como con todo, a lume lento". Con la misma paciencia que el licor café, las cremas de licor o bebidas más innovadoras como el licor de piruleta. "Nas novas instalacións temos aparellos que parecen moi modernos, e sono, pero están deseñados para simular os procesos antigos. Temos tanques nos que o licor cae por peso, non bombeado. O café móese no momento da mezcla e non antes, para que non se oxide. Todo coidado para que non se perda a esencia. E que guste", narra José Antonio. Pues que guste.
Fuente: El Progreso